viernes, 18 de marzo de 2011

Moral, Desarrollo y Educaciòn (Resumen del libro)

Moral, Desarrollo y Educaciòn (Resumen del libro)
de Juan Delval e Ileana Enesco
Participantes:
*Luisa  García.
e-mail: luisamaria0687@hotmail.com
*Narmarys Rodríguez
e-mail:  narmary18@hotmail.com    
*Yhonnailis Escalona

Sección: 4GH03.
Prof. Jorge Pérez V.
Curso: Ética y Docencia.
Introducción

          El desarrollo moral es un proceso que tiene interés tanto para la psicología como para las teorías de la educación.  El psicólogo Lawrence Kohlberg, a partir de los trabajos llevados a cabo por Piaget, desarrolló una teoría que pretende  explicar el desarrollo del  razonamiento  moral.  Si para Piaget este desarrollo se producía en dos etapas, para Kohlberg son seis las etapas por las que hay que transitar para llegar al desarrollo moral pleno, esta es una de las ideas principales de la obra titulada, “Moral, Desarrollo y Educación” de Juan Delval e Ileana Enesco, escrito en 1994 bajo la premisa de la reforma curricular en España, y precisamente el presente trabajo estará abordando cada uno de los capítulos de la ya nombrada obra para realizar una síntesis profunda y reflexiva que sirva para la interpretación de los hechos pasados y presentes que están encargados de modificar la educación y los valores dentro de la sociedad.
          Así mismo, se puede decir que debido a la problemática existente en el campo educativo, fue redactada esta obra, y por este sentido los autores en innumerables ocasiones señalan las incertidumbres presentes en este campo, pero no solo eso, sino que también brindan su reflexión ó posible solución, por lo cual se recomienda a ojos cerrados su lectura y se deja abierta la posibilidad de plantear algún comentario pertinente al tema.
         El rumbo cambiante que han tenido los valores dentro de la sociedad moderna, en la que gran parte del cambio se le atribuye a los medios de comunicación, es un tema que se evidencia en esta obra. A su vez se habla de que debido a años de dictadura vivida en España, al modificar este sistema de gobierno en un espacio de tiempo excesivamente corto, también radicaliza este hecho, lo cual da como resultado un “desconcierto moral”.
          En el mismo orden de ideas, también se destaca como modificadores de los valores el gran auge de la actividad económica, auge al cual los autores lo señalan como un fenómeno nuevo dentro de la sociedad, pues en  realidad se trata de un fenómeno relativamente nuevo, que se remonta al siglo XIX, y como lo señaló Durkheim (1983), “cien años que generan peligros derivados de la generalización de las funciones económicas y de su falta de regulación, pues es un medio débilmente moral”, ciertamente, un siglo que desde ciertas ópticas, pudiera parecer mucho tiempo pero en cuanto a la decadencia de valores no lo es, y es que aparentemente no se ha progresado mucho desde la época en que se dijeron estas palabras.
          Los autores también señalan la publicidad como una gran amenaza para la libertad y el bienestar de la humanidad, pues  avanza salvajemente para lograr sus objetivos sin que se tome conciencia de  sus resultados. Destacan que aunque la publicidad engañosa legalmente esta prohibida, en muchas ocasiones se recurre a ella para así atrapar y engañar al público, fomentando un carácter consumista dentro de la sociedad, tomando como productos las obras de arte, mujeres hermosas enfatizando las situaciones placenteras para crear en el individuo adicción al consumismo y envolverlo en su cortina donde lo que los vendedores produzcan se haga necesario para los consumidores.
          El desarrollo moral se entiende como el avance cognitivo y emocional que permite a cada persona tomar decisiones cada vez más autónomas y realizar acciones que reflejen una mayor preocupación por los demás y por el bien común, esto como un pensamiento fundamental de Jean Piaget. Este capítulo se centra en las competencias relacionadas con el desarrollo moral, donde  no sólo son imprescindibles, sino también susceptibles de ser trabajadas en un proyecto de formación ciudadana, por ejemplo, la empatía, es decir, la capacidad para involucrarse emocionalmente con la situación de otros ( sentir su dolor ) o la capacidad de juicio moral para poder analizar, argumentar y dialogar sobre dilemas de la vida cotidiana, se encuentran a lo largo de toda la propuesta, necesitamos estas habilidades para relacionarnos con las demás personas.
          Así mismo se habla de competencia, pero es necesario conocer las diferentes acepciones que tiene este término, en el lenguaje cotidiano son situaciones en las que varias personas se disputan un galardón, ejemplo en una competencia deportiva, pero hay otra significación de la palabra y es la que interesa en educación: implica que el estudiante además de saber, sepa hacer; quiere decir esto que las personas puedan usar sus capacidades de manera flexible para enfrentar problemas nuevos de la  vida cotidiana.
          Obviamente ese saber hacer está enmarcado en unos estándares que son competencias básicas con criterios claros y públicos que permiten establecer los niveles básicos de calidad de la educación, al establecer lo fundamental y lo indispensable para alcanzarla. Hay estándares de competencias básicas en matemáticas, lenguaje, ciencias naturales, sociales y ciudadanas. Lo que se busca con estos estándares es poner a los estudiantes en el mismo nivel de conocimientos básicos, quiere decir esto que las competencias ciudadanas son el conjunto de conocimientos y habilidades cognitivas, emocionales y comunicativas que, articulados entre sí, hacen posible que el ciudadano actúe de manera constructiva en la sociedad democrática, así se enfatiza dentro del capítulo cinco de la presente obra, de  un modo interesante y actual.
LOS ESTUDIOS DEL DESARROLLO MORAL, según KOHLBERG
Kohlberg comparte con Piaget la creencia en que la moral se desarrolla en cada individuo pasando por una serie de fases o etapas. Estas etapas son las mismas para todos los seres humanos y se dan en el mismo orden, creando estructuras que permitirán el paso a etapas posteriores. Sin embargo, no todas las etapas del desarrollo moral surgen de la maduración biológica como en Piaget, estando las últimas ligadas a la interacción con el ambiente. El desarrollo biológico e intelectual es, según esto, una condición necesaria para el desarrollo moral, pero no suficiente. Además, según Kohlberg, no todos los individuos llegan a alcanzar las etapas superiores de este desarrollo.

El paso de una etapa a otra se ve en este autor como un proceso de aprendizaje irreversible en el que se adquieren nuevas estructuras de conocimiento, valoración y acción. Estas estructuras son solidarias dentro de cada etapa, es decir, actúan conjuntamente y dependen las unas de la puesta en marcha de las otras. Kohlberg no encuentra razón para que, una vez puestas en funcionamiento, dejen de actuar, aunque sí acepta que se produzcan fenómenos de desajuste en algunos individuos que hayan adquirido las estructuras propias de la etapa de un modo deficiente. En este caso los restos de estructuras de la etapa anterior podrían actuar aún, dando la impresión de un retroceso en el desarrollo.

Kohlberg extrajo las definiciones concretas de sus etapas del desarrollo moral de la investigación que realizó con niños y adolescentes de los suburbios de Chicago, a quienes presentó diez situaciones posibles en las que se daban problemas de elección moral entre dos conductas. El análisis del contenido de las respuestas, el uso de razonamientos y juicios, la referencia o no a principios, etc. -se analizaron treinta factores diferentes en todos los sujetos- fue la fuente de la definición de las etapas. Posteriormente, y para demostrar que estas etapas eran universales, Kohlberg realizó una investigación semejante con niños de una aldea de Taiwán, traduciendo sus dilemas morales al chino y adaptándolos un poco a la cultura china.
Basándose en los siguientes niveles de morales:
Nivel I: moral pre convencional
Nivel II: moral convencional
Nivel III: moral pos convencional o basada en principios
Las decisiones morales en este nivel tienen su origen en el conjunto de principios, derechos y valores que pueden ser admitidos por todas las personas que componen la sociedad, entendiéndose ésta como una asociación destinada a organizarse de un modo justo y beneficioso para todos sin excepción.
EL RAZONAMIENTO PROSOCIAL
Según Eisenberg, considera que las situaciones en las que el individuo debe elegir entre satisfacer sus propios deseos o necesidades y los de otros. Basándose en lo que el niño tiene que decidir lo que haría y justificarlo.
A los 4 años de edad, este niño debería mostrar algún interés en jugar con otros en algún momento. Si prefiere jugar bastante a solas, esto no necesariamente deberá ser motivo de preocupación. En cambio, si no puede jugar con otros, si suele rechazar las amistades o si no quiere nunca estar con otros, eso sí que es preocupante.
Algunos niños, por su temperamento innato, están inclinados hacia las actividades solitarias en vez de la interacción con grupos. La inteligencia también puede tener algún efecto. Aunque niños con cualquier grado de inteligencia pueden entablar amistades, los niños que difieren mucho de la norma general tal vez encuentren que tienen poco en común con los demás. Por ejemplo, a veces los niños superdotados –sea artísticamente, en la matemática o en la ciencia– suelen tener una capacidad extraordinaria de concentración. Su enfoque solitario para aprender y descubrir tal vez parezca una preferencia por la soledad pero frecuentemente se trata solamente de un estilo diferente de aprendizaje, ya que sus mentes curiosas frecuentemente están muy activas.
Espero que las respuestas a las preguntas de más abajo puedan darle algunas ideas para ayudar a Sean a ampliar su mundo social. En esta situación, sería provechoso que usted como maestra ayudara a todos los niños a entender sus derechos y el impacto de su comportamiento en los demás. Sugiero que por lo general evite dictar lo que deben hacer, más bien haga comentarios sobre lo que usted observa para expresar sus puntos de vista sobre la conducta ética. Sus comentarios pueden ayudar a todos los niños a darse cuenta de sus sentimientos. Entonces podrán decidir cómo portarse.
Cuando Abi usa presión emocional con los niños, usted puede reasegurarles en tonos tranquilos que no tienen por qué dejar que Abi les dé órdenes. Valide el derecho de ellos para jugar con objetos y tomar decisiones. Dígales que está bien que le digan que no a otro si no les gusta la manera en que este los trata.
Usted podría decir con confianza, de modo que todos los niños la escuchen, que nadie en la clase tiene el derecho de intentar engañar a otros para que sean sus amigos. Usted también podría decir que los juguetes son de todos y no de alguna persona en especial, de modo que nadie tiene el derecho de guardárselos.
Sugiero que también ayude a los niños a crear temas de juego, en los que cada uno puede turnarse siendo el jefe o siguiendo al jefe, o jugando con un juguete preferido. Por ejemplo, los niños podrían jugar al circo y turnarse siendo el jefe de pista. Durante las actividades de música, podrían jugar a ser una orquesta y los niños podrían turnarse siendo el director. Si un niño intenta impedir que otro tome su turno, vuelva usted a mencionar de quién es el turno y deje claro que usted espera obediencia.
Usted puede hacer comentarios sobre lo que ha observado. Podría decirle que su conducta parece lastimar los sentimientos de otros cuando amenaza con dejar de ser su amiga. Ayúdela a pensar en otras maneras de sentirse importante en los grupos de juego. Además, por supuesto, cuando usted vea a Abi portarse de manera ética con otros durante los juegos, aproveche la oportunidad de reconocer el progreso de la niña. La animo también a felicitar a otros niños cuando demuestren que han aprendido a defender sus propios derechos.
LA EDUCACIÓN Y MORAL
La educación moral inculca los hábitos de pensar y actuar que ayudan a las personas a convivir y trabajar juntas como familia, amigos, vecinos, comunidades y naciones.
La educación moral es un proceso de aprendizaje que permite a los estudiantes y adultos en una comunidad escolar comprender, practicar e interesarse por los valores éticos fundamentales tales como el respeto, la justicia, la virtud cívica y la ciudadanía, y la responsabilidad por sí mismo y por el prójimo. Sobre tales valores fundamentales, se forman las actitudes y las acciones que son propias de las comunidades seguras, saludables e informadas que sirven como los cimientos de nuestra sociedad.
Durante su juventud, los estudiantes pasan muchas horas de la vida en el salón de clase. El tiempo que se encuentran en la escuela constituye una oportunidad de explicar y reforzar los valores fundamentales sobre las que se forma el sentido moral.
En la escuela, la educación moral debe abordarse de manera integral de modo que se abarquen las cualidades emocionales, intelectuales y morales de una persona y un grupo. Debe ofrecer múltiples oportunidades a los estudiantes para conocer, discutir y practicar conductas sociales positivas. El liderazgo y la participación de los estudiantes son imprescindibles para que la educación moral se incorpore a las creencias y las acciones de los estudiantes.
Obviamente, que sin la vigencia de valores universales como la igualdad y la justicia no puede haber ciudadanía. En ese sentido, la educación moral desea formar criterios de convivencia que refuercen valores como la justicia, la solidaridad o la cooperación, además de convertirse en un ámbito de reflexión individual y colectiva.
Las cuestiones valorativas tienen, pues, diversas dimensiones, pero constituyen el fundamento que permite responsabilidades en una sociedad pluralista, en la que las propias creencias y valoraciones han de convivir en el respeto a las creencias y valores de los demás.
Aún más: los valores, impartidos por una educación moral, pueden generar en los individuos la suficiente capacidad de raciocinio y equilibrio emocional para sentirse realizados y plenamente felices.
Por otro lado, la democracia es un sistema político de fuerte contenido moral, ya que nos permite plantear de forma justa los conflictos de valor que genera la vida colectiva, por tanto la democracia es un valor fundamental cuya persecución justifica holgadamente la preocupación por la educación moral.
Podría decirse que la educación moral es el eje en torno al cual se articulan el resto de temas transversales. Siendo su finalidad el desarrollo integral de las personas, es necesario que no se limite a la adquisición de contenidos intelectuales.
Es la educación moral que convierte a los individuos en personas, en ciudadanos locales y universales, en seres libres, sociables, felices y responsables.
"La felicidad social deriva de la justicia social", solía argumentar el tratadista vienés Hans Kelsen.
Por consenso se admite que una persona en sus primeras etapas de desarrollo y como consecuencia de su relación con la familia, la iglesia, la etnia, lacultura, necesita forjarse una identidad, una necesidad psicológica intrínseca que más tarde deberá ser potenciada cuando la acción de la comunidad política lo haga sentir que, además de individuo, es parte de una nación o de una colectividad amplia que lo convierte en ciudadano.
En ese proceso de aprendizaje, el ejercicio de la ciudadanía eleva los niveles de la madurez moral de las personas, ya que participar como tal destruye inercias individuales y aumenta el altruismo y la acción del bien común. Al mismo tiempo, ayuda a las personas cultivar la virtud política de la conciliación y el diálogo para solucionar los intereses en conflicto.

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